Genoa, La Dolce Vita

por, Tricia Takanawa

Comienza la aventura: dos amigos, que vivirían posteriormente un idilio en tierras mediterráneas, se disponían a salir de España destino Génova. No iba a ser tan fácil. Tras  casi ocho horas de trayecto, avión (cuyo comandante era mas torpe a los mandos que Giorgio comprando alcohol un festivo), bus (con enamoramiento incluido de Richi, cuya frase textual dos horas antes había sido: ¨No me acuesto con ella ni con tres copas encima¨, lo cual se comprobó incoherente a la larga) y por ultimo tren (única estación donde confunden due hamburger con due zumi di fruti), llegamos al destino con ganas de enlatarle la cabeza a mas de uno.

Pronto cambiaron las tornas, y la confirmación de que compartiríamos piso con dos francesas y dos catalanas hizo que nuestra imaginación volara tanto como Charly por los tejados genoveses. Tras una pequeña copa y multitud de cubatas, llego la hora de amar y fuckear, ¡perdón!, de having sex. La noche se antojaba felina, y no defraudo. Manguerazo tras manguerazo, y con dos personajes de excepción, Yannis y aquel entrañable chaval con la tricolor abanderando su rostro, un triple de Sasha Djordjevic cambio nuestro destino. Un rosario y dos padre nuestros después, nos encontrábamos entre perroflautas y cantautoras de lo mas sensuales. Nos fumamos la noche (Giorgio casi se fuma el otoño entero), y tras un exquisito brunch en paños menores, llegó la hora saludar al rompicuelli.

Tocaba reseteo cerebral y visita cultural. Dos capuchinos y aquellas insinuantes curvas tuvieron la culpa. Algún día volveré a por ti, y no tendrás que arrodillarte nunca mas ante otros. Entre foto y video, entre risas y puyas, la hora del aperitivi se acercaba. Mientras todos manteníamos las formas, cocktail en mano, Richi se afanaba por arruinar el buffet, dando una idea equivocada a las showgirls mas famosas de internet. El tiempo se detuvo, y con nocturnidad y alevosía nos dispusimos a disputar un nuevo asalto. Sonó demasiado fuerte, sonó a bourbon, sonó a relaciones estrambóticas, sonó demasiado caro, y sobretodo, sonó poco a erasmus. Quien pensaba que lo mejor estaba por llegar.

 Un besito de buenos días revelaba un nuevo amanecer. Pasta y latte macchiato marcaron el principio del fin. La tripulación estaba dispuesta. El capitán Charly, el contramaestre Juanpa, el marinero Richi, y el cocinero Jeffrey, se embarcaron a bordo del Historico Luigis, y navegaron por aquella tarde viento en popa a toda maquina. Solo las constantes arremetidas de un cetáceo de piel morena, puso en dificultades al submarino. Sin embargo, una copia cara de la nuestra azurra saco adelante el mal trance, y emboco nuestras vidas en una espiral de locura sin igual. Pancetto y birra, y con el gran Ricardo en el horizonte, una tormenta eléctrica nos volvió a poner en jaque, pero una vez mas supimos salir bourbon en mano de la crisis. Cuando todos veíamos tierra firme, surgió de la nada un islote denominado ¨El Club¨. En este momento me encantaría ceder mi puesto a otro narrador, pero como no soy de la Franxa, le echare un  par de uova. Ticket por aquí, perrito por allá, Richi apostando (y perdiendo y no pagando) Charly flipando, Giorgio clubeando, y una servidora fuckeando, ¡perdón!, having sex! Después de one hundred and fifty meters, de encontrar la luz en las tinieblas, de cachetes imposibles, llego el silencio.

Desde este humilde texto, quiero borrar cualquier tipo de mancha que mi oscura conciencia dejara en Génova. Solo espero recordar estos momento el resto de mi vida, y sobretodo oír el retumbar entre risa y risa de aquel mañanero: ¡¡¡Mecaguen la pu……!!!!que entonó un gran hombre en voz de todos los allí presentes.

 SEE YOU NEXT WEEK