sábado, 7 de mayo de 2011

José María Manzanares en la cumbre

por Joao Toureiro
                      Todos los que tuvimos la suerte de asistir al festejo del pasado 30 de abril celebrado en el coso del Baratillo, todavía nos seguimos frotando los ojos para creernos el milagro que presenciamos a lo largo de esta histórica tarde y que estuvo personificado por el gran toro Arrojado de la ganadería de Núñez del Cuvillo y el maestro José María Manzanares, responsables de la apoteosis que sacudió las emociones de los presentes hasta extremos jamás vistos en la tauromaquia actual.
                       El genial diestro alicantino realizó una faena antológica que le encumbra como una de las figuras del momento y confirmando su gran estado de forma. Con una técnica depuradísima, Manzanares desplegó torería de la mejor ley y dictó una lección magistral al alcance de muy pocos. Junto con el gran trabajo de su cuadrilla, que cuidó y entendió a la perfección al toro. Si las verónicas con las que recibió al toro provocaron la ovación atronadora de los tendidos mayor fue el júbilo que se vivió a lo largo de una faena de muleta excepcional. Mostrando un gran repertorio de pases (sus ayudados por bajo, trincherillas, afarolados y naturales fueron excelsos) con una distancia perfecta permitiendo además el lucimiento de Arrojado, un gran toro, que aunque no hiciera una suerte de varas merecedora de indulto, tuvo una exquisita nobleza y bravura. Puede que no sea el toro más completo que haya visto, pero la simbiosis existente entre toro y torero justifica el indulto elevando a Arrojado a la altura de Belador (único toro indultado en Las Ventas por Ortega Cano en 1982).

Para comprender mejor lo vivido, os ofrecemos un vídeo donde se resumen los momentos más intensos de una tarde mítica. Cuando hay verdad en los toros, pocos espectáculos pueden superarlos en emoción.









En cuanto al resto de la Feria, poco podemos destacar, ha sido en líneas generales bastante decepcionante tanto en la disposición de los toreros como en el juego de las ganaderías contratadas. El Juli, sigue mandando y no nos defraudó en la tarde del Domingo de Resurrección ni en la del 29 de abril en la que salió por la Puerta del Príncipe, exhibiendo una gran seguridad propia de un diestro, que ha alcanzado su plenitud artística. Morante de la Puebla, a pesar de sus intentos de agradar con su maravilloso toreo de capote, sigue sin encontrarse con el toro que le permita lucirse y El Cid sigue sin levantar su estado de ánimo. Enrique Ponce y Julio Aparicio, en franca decadencia podrían haberse ahorrado el paseíllo en La Maestranza y replantearse su retirada. Las jóvenes promesas como Miguel Tendero o Alejandro Talavante nos decepcionaron y deben reflexionar acerca del destino de sus carreras si de verdad quieren aspirar a ser figuras. Como grata sorpresa, quiero resaltar la actuación del jovencísimo diestro camero Esaú Fernández que consiguió dos orejas en dos meritorias faenas ante astados de El Pilar.

En el plano ganadero el balance es bastante desolador, y hay motivos para la preocupación por el estado de nuestra cabaña brava. Sin contar con la esperada miurada de mañana, el juego y la casta de los toros han dejado bastante que desear. A excepción de tres toros muy buenos de Núñez del Cuvillo (incluído nuestro Arrojado), y de la nobleza del encierro de la ganadería salmantina de El Pilar, el fiasco ha sido mayúsculo. Dolores Aguirre, que nos había ofrecido encastadas y duras camadas en los últimos años (sobre todo en Pamplona), tuvo una tarde horrible con toros que no dieron posibilidad alguna y que acusaron mansedumbre y una falta de clase impropia de esta gran ganadería a la que los buenos aficionados le tenemos una gran estima. Victorino Martín sigue sin levantar cabeza (y se nos está agotando la paciencia), por lo que no esperamos verla al próximo año. En las ganaderías comerciales, la mala presentación del ganado ha sido tónica general (los aovillados Jandillas y Garcigrandes no eran propios de una plaza de primera categoría) y ha faltado bravura y fijeza; estamos cada vez más hartos de la sosería de hierros como El Ventorrillo o Alcurrucén o sucedaneos de Juan Pedro Domecq como Torrehandilla. Así que con estas impresiones nos despedimos del coso hispalense y vamos rumbo a la mayor Feria del año y a la plaza más importante del mundo: Las Ventas de Madrid, ahí os esperamos con toda nuestra ilusión en ver faenas que nos hagan disfrutar de nuestra gran afición.

1 comentario:

  1. No tuve vuestra suerte..pero segun nos cuentas,
    debio ser una " tarde mistica " Y por cierto un
    gran espectaculo.. SIN DUDA !!
    Besitos

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