Cuando aquel joven me formuló tan educadamente su pregunta no supe que contestar. Me quede en blanco. Podía haber sido políticamente correcto y hablar del hambre en el mundo de las injusticias sociales, de la paz entre los pueblos… o quizás mostrar mi cara más egoísta y confesarle al chaval mis más ocultos deseos, mis sueños e ilusiones. La gente se empezaba a agolpar detrás de mí. Una vez más el veinteañero y yo nos miramos fijamente. Repitió su pregunta:
- ¿Qué desea?
No supe que decir. Me di cuenta de que contestar era bastante más complicado de lo que la gente pudiera pensar en un principio. Baje la mirada y salí de la tienda con la vista clavada en el suelo. Aquel día, en mi casa, se comió sin pan.
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Es verdad, jaja! ese "¿Qué desea?! Ufff...cuántas cosas...Muy bueno (con algo de dramatismo, sí)
ResponderEliminarUn saludo,
y en tantas casas más...
ResponderEliminarsi... hay que meditarlo
ResponderEliminarEl chaval que te toco en suerte.. bastante
ResponderEliminareducado, aunque su preguntita muy complicada para responder ! Esta en otro mundo el veinteañero .. nuestra realidad y la suya estan
a años luz de distancia.
saluditos.
Uishhh... pues sí que va a ser complicado mañana comprar el pan (como tenga que pensar una respuesta jejje)
ResponderEliminarBesos abisales