- ¡Te voy a comer! – gritó el Lobo a Caperucita
Y Caperucita trató de huir despavorida ante tal imagen. Pero la suerte no la acompañaba…
- ¡Te voy a comer! – volvió a amenazar el Lobo abriendo y cerrando su gran boca llena de afilados dientes.
- No lo conseguirás – replicó la cándida niña vestida de rojo – correré como jamás he corrido nunca y me refugiaré en un lugar seguro, fuera de tu alcance.
Pero al tercer intento, el Lobo consiguió comer a Caperucita. Contó veinte y entró en casa. Esa tarde el Lobo era el amo del parchís.
_________________________________________________
Más artículos de Berenjeno, el amable:
Bonita historia, pero ¿estaba a veinte casillas exactas?. Creo que en casa hay que entrar con la tirada justa.
ResponderEliminarUn saludo berenjeno
Ya se sabe que la suerte del lobo la fea la desea
ResponderEliminar