Cuando Kafka jugó con Joe

Por Joe

Inconsciencia: Primera Parte

Yo era un mosquito común, quizás el mas común de los mosquitos, ni mas alto, mi mas gordo, ni mas guapo que cualquier otro.

Todos éramos mosquitos. De capacidad cerebral limitada y atracción fatal hacia todo punto de luz. Mis características pasaban por un desconocimiento absoluto de todo,…bueno…de casi todo. Había perdido aquella noche entre familiares y amigos entorno a 1500 compañeros y la verdad, no me importaba lo mas mínimo. 

Antecedentes: volvamos al principio

Subconsciencia: Segunda Parte

Nada parecía indicar lo contrario, y efectivamente, allí estaban tanto el sol como el reloj marcando las 9:00 de la mañana. Un leve planeo aprovechando una ligera corriente de aire, un giro a la derecha y otro mas  a la izquierda y… ¡Tachan! , allí se erguía majestuosa mi habitual facultad de derecho.

Allí estaban todas aquellas remilgadas Srtas. Con sus vestiditos y sus trajes escotados que tantas y tantas veces me habían despreciado. Ahora, por suerte, no podían verme. Así que me decidí a aprovecharlo: Braguitas y sostenes no eran suficientes para EVITAR mi succión… “SI… creo que por PRIMERA VEZ EN MI VIDA ERA COMPLETAMENTE FELIZ”. 

Analogía: Tercera Parte

Deje aparcado por un momento mi plagio barato de aquella suculenta novela llamada “La Metamorfosis”. Cambié mi condición de cucaracha, mi despreciable vida y mis cargas familiares… por aquella sensación de libertad. “De estúpida libertad con alas” llamada mosquito común (con esa dualidad  de imbecilidad-felicidad sin límites).

Despertar I : Cuarta Parte

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Rinnnggggggg Rinnngggggggg!!!!!! Era el sonido del despertador a la par que el de  mi muerte. La siesta había acabado… y Joe la había acompañado de una prominente palmadita aplastándome por la mitad. Puede que todo hubiera acabado para mí o puede que no… aunque algunos hoy me llamen “Joe sep.”… sigo siendo el mismo.

Despertar II: Quinta Parte

Conclusión: Sexta Parte (Final)

Dejar de ser aquella cucaracha, o aquél ser humano de mente privilegiadamente sensible y “afortunada”… por aquel “insecto del Zzzzzzzzzz” tenía sus ventajas. Mi atracción Kamikaze hacia todo punto luminoso me permitiría atravesar las puertas y concluir el proceso. Lo haría con placer. Deleitándome con algún que otro afortunado pinchazo a algún que otro vanidoso guardián violento y sin escrúpulos (cuyas cualidades frente a mi no le servirían mas que para maldecir).  Tal vez una palmadita altisonante en un lugar poco acertado de mi angosto cuerpo pudiera poner fin a mis anhelos y sueños de golpe… “A modo de manotazo”. Pero eso ya no me importaba. Había cogido gusto a esto de “picar por picar”, sin hambre,…Y no me sentía en absoluto culpable. Aunque tuviera o dejara enormes facturas pendientes para con el mundo, este sólo sabía  enviarme cientos y cientos de “hombres del frac” cargados de ira, extremadamente violentos, pero en todo punto incapaces de cobrar mi deuda.

“Parecía a estas alturas incluso un mosquito inteligente en un mundo cruel para otros”.

 Era libre como el viento, sujeto activo de violaciones indiscriminadas e incluso, si portaba el virus adecuado, podía dejar mi sello de asesino despiadado. Nadie me pedía cuentas.

“Seguramente Kafka nunca pensó en el mosquito, o quizás si..., Quizás sabía  como resolver su proceso…, O Quizás pensó que nunca podríamos cambiar nuestra propia naturaleza humana por el mero hecho de haber nacido como tal. Pero si este genio, en reconocida novela, pudo CREAR una repulsiva cucaracha... Tal vez (y eso lo digo Joe) que yo pueda ser o no un mosquito, sea únicamente una cuestión de FLEXIBILIDAD INTELECTUAL”.

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