lunes, 11 de octubre de 2010

No hay marcha atrás

por Berenjeno, el amable
                                      ¿Cómo podía haber sido tan egoísta? En aquel momento le pasaron por la mente los buenos momentos que había vivido con su familia y amigos: viajes, juergas, cenas… antes le habían parecido infinitamente lejanos en el tiempo. Tan lejanos como para hacer cosas de las que se arrepentiría de por vida, aunque esa última palabra sonaba irónica en ese instante.
                                       Parecía increíble, pero en aquel cortísimo intervalo de tiempo pudo pensar en todas las personas importantes de su existencia, lo que había vivido con ellos y soltar una lágrima. Finalmente abrió los ojos y pudo contemplar las verdes macetas que cuelgan de su ventana justo antes de aterrizar con un crujido de huesos contra el suelo. Acababan de terminar sus penas. Empezaban las de toda su familia
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