Siempre creí que debería
ser algo grande,de tamaño similar a mi ego. Pero cuando entre a
aquel remoto lugar no encontré absolutamente nada. Nunca sabré si
ese era el lugar indicado,ni tan siquiera si podría existir algún
otro lugar.
Aquellos antiguos Dioses
hedonistas, despilfarradores de magnificencia, que se vanagloriaban
de sus portentosas virtudes. Aquellos ilustres ,antaño caballerescos
señores, que se odiseaban por aquellas doncellas de fabulosos
castillos encantados...
A la par.. debían de
estar...,de encontrarse por allí, todos aquellos “porqués” de
ayer ,de hoy y de siempre ... que nunca llegaré a comprender.
Sin embargo,me sabía de
alguna manera creador de todo aquello. De todos aquellos maravillosos
seres imperecederos. Me sabía creador de mis propios semejantes... e
incluso, como compendio exquisito ,tenia la oportunidad de
perfeccionar mis limitaciones obcecándome en la novedosa creación
de una máquina sublime, capaz de confundir con sus funciones a las
leyes físicas que gobiernan nuestro mundo.
Sin embargo a pesar de
que las condiciones de luz eran exquisitas,y que la dilatación de
mis pupilas era inmejorable... No pude ver absolutamente nada. Ni
siquiera me pude ver a mi mismo. “A Mi”,a la única cosa que
siempre había considerado invariable.
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Inquietante...
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